jueves, 27 de enero de 2011

SINESTESIA: EL TUNEL DEL TIEMPO

Todos venimos del uno. Esta unidad es un vacío absoluto del cual fluyen las vibraciones que nos construyen. Estas vibraciones comienzan a bifurcarse separándose en distintos sentidos, construyendo toda nuestra realidad perceptible.
 Todos experimentamos el comienzo del universo apenas nacemos. Debido que hasta los 4 meses no podemos distinguir un sentido del otro, confundimos tacto con gusto, vista con audición u olfato, etc. Muy pronto, de la misma forma que el mundo es una bifurcación de millones de especies que evolucionaron a partir de un mismo organismo unicelular prehistorico, nuestros sentidos también comienzan a separarse, edificando nuestra experiencia sensorial actual.
 A decir verdad no existen diferencias entre la construcción del cosmos y nuestra vida individual. Ambos somos un mismo ser. Y esta verdad es revelada cuando experimentamos un estado de conciencia sinestesico.
 Nuestra infancia es como el núcleo de una célula, el código genético que hace posible nuestra experiencia actual. El tallo base donde se apoyan todas nuestras ramificaciones sensoriales, toda nuestra concepción de la realidad, el principio del universo.
 Los primeros recuerdos de nuestra infancia aun existen en nuestra memoria inconciente. Los mismos viajan como luces de estrellas por el “espacio” del tiempo. Estos recuerdos son el tiempo en si mismo, la materia de la que el mismo esta hecho. Son quienes construyen nuestro sentido de la temporalidad…  quienes dibujan y expanden el espacio de nuestro cuerpo y personalidad…  las luces viajantes de nuestro propio microuniverso. Somos completamente incapaces de recordar concientemente sentimientos o pensamientos pertenecientes a nuestra infancia temprana, con excepción de algunos pequeños detalles o episodios traumáticos. Sin embargo, los recuerdos aun se encuentran allí, intactos; y su esencia aun nos condiciona, aunque solo podamos percibir a la misma de igual forma que percibimos la tenue luz de una estrella lejana. Nuestras memorias existen en forma de trillones de luces creando el cielo nocturno de nuestra propia cognición.
 Es preciso comprender que todo el exterior perceptible es nuestro inconciente reflejado, ya que si estuviéramos perfectamente concientes de nuestra realidad, el exterior no podría existir,  sino que experimentaríamos absolutamente todo el plano material como partes indivisibles de nuestro cuerpo único. Por lo tanto todo aquello que podemos percibir externamente, animales personas, objetos, insectos, cuerpos celestes, fenómenos cosmológicos, son solo reflejos de nuestros aspectos psíquicos de los cuales aun estamos inconcientes. De esta forma viajar a otros mundos o desplazarse por el tiempo resulta muy sencillo.
Nuestro cuerpo físico esta construido por sensaciones, por nuestros sentidos bifurcados que crean nuestra percepción, cognición, y hacen posible nuestra experiencia humana. Inducirse a un estado sinestesico nos conduce  hacia la homogenización de los sentidos…  de manera que comenzamos a regresar por el mismo camino que transitamos en sentido contrario.
 Un estado sinestesico profundo es la base de toda nuestra experiencia humana. Es por esa razón que algunos autistas como los savants, pueden realizar cálculos matemáticos asombrosos, ya que la sinestesia funciona espontáneamente en sus mentes y ellos pueden leer las soluciones a los problemas en forma de colores, de igual modo que si una inteligencia extraterrestre les mostrara la respuesta. Las leyes físicas de nuestro universo son creadas por nuestra propia inteligencia inconciente, por nuestra propia sinestesia edificadora de la “realidad”, ya que esta, al bifurcarse, crea nuestros sentidos, a traves de los cuales desarrollamos nuestra cognicion, por medio de la cual, a su vez, se hace posible la existencia del mundo exterior; de esa forma a través de un estado sinestesico de conciencia nos resulta natural y sencillamente posible solucionar problemas matemáticos sin esfuerzo, o aprender a hablar perfectamente un idioma en apenas unos días. No se requiere de ningún esfuerzo, sino solo soltarse hacia la profunda inteligencia espontanea del caos. También es el caso de los chamanes, quienes pueden hallar objetos perdidos, descubrir o incluso curar la enfermedad de alguien mas induciéndose a un estado sinestesico por medio de alguna planta enteogencia. Este logra moverse fácilmente a través de la materia, ya que la ilusión física se disuelve en su propia conciencia, en su sinestesia, en su identidad fusionada con el plano físico. Por lo tanto, solo debe moverse a través de su cuerpo universal.
El chaman, con la percepción unificada de un dios, puede hallar un objeto extraviado debido a que dicho objeto esta situado en su interior. En formas sinestesicamente representativas el mismo revela su ubicación como si se tratase de un mensaje enviado en códigos lumínicos por una forma superior de inteligencia.
 De la misma manera que podemos movernos por el espacio, durante un estado sinestesico también podemos desplazarnos por el tiempo, ya que en dicha profundidad ambos (tiempo y espacio) comienzan a ser una misma cosa.
 Al observar una estrella con un telescopio muy poderoso vemos una imagen amplificada de la misma. La imagen no nos muestra el tiempo presente de aquella estrella, sino su pasado. Vemos una estrella prehistórica en el firmamento, ya que la luz ha viajado durante miles de años a través del oscuro espacio hasta llegar a nuestro planeta.
 Nuestros recuerdos también han viajado durante años a través del oscuro espacio de la mente, y sus luces aun llegan hasta la superficie de la misma, decorando nuestra personalidad, nuestra psiquis y estructura física con su influencia. Ellos son el diminuto codigo binario que construye nuestra experiencia actual. Ciertamente, al igual que cuando miramos el cielo, apenas podemos visualizar los minusculos brillos de nuestras memorias pasadas. Sin embargo al inducirnos a un estado sinestesico como puede ser a través de alguna sustancia, amplificamos todas las actualmente diminutas sensaciones casi olvidadas de nuestra infancia. A diferencia del torpe, oscuro e infeliz psicoanálisis, los estados sinestesicos se convierten en un viaje directo a la experiencia sensorial infantil. Un autentico viaje psicológico por el tiempo, el cual nos permite investigar con absoluta precisión, la construcción de nuestra personalidad, la originación de nuestros traumas, e incluso la forma de resolverlos. Esto es idéntico a viajar con una maquina psicológica y emocional a través del tiempo. Podemos entonces destrabar nuestros traumas psicológicos, y regresar a la superficie de nuestra mente liberados, sintiéndonos tan suaves como si los mismos jamás hubieran ocurrido.
 La razón por la cual no podemos liberarnos de nuestros traumas en el presente se debe a que experimentamos una ramificación emocional muy extensa del trauma, un crecimiento del mismo. Mientras que la raíz se halla intacta, completamente alejada y a salvo de nuestra mente conciente, escondida en el pasado, llegando a nuestra mente superficial como apenas un diminuto brillo, una pequeña sensación, o una ramificación de múltiples frágiles sensaciones, las cuales no son claras y no podemos reproducir.
 La sinestesia amplifica la actividad sensorial de la infancia, el origen de nuestra personalidad actual. Por medio de la amplificación de cualquier sensación que experimentemos en el presente podemos llegar al estado de conciencia infantil. Todas las sensaciones conducen a la niñez, todas nuestras ramificaciones contienen la misma raiz. Ya que cuando éramos niños, antes de que nuestros sentidos se bifurcaran demasiado, éramos mucho más sinestesicos. Por lo tanto no existe casi diferencia alguna entre experimentar un profundo estado sinestesico y regresar al estado de conciencia infantil. La única diferencia, es que al hacerlo, la mente conciente, superficial y actual es la que interpreta todo este viaje. Por lo tanto esto crea una paradoja evolutiva. Nuestra cognición adulta se mezcla con nuestra actividad sensorial infantil unificada. Es por ello que ocurre el fenómeno que interpretamos como sinestesico. Cuando somos niños no somos exactamente sinestesicos, sino que nuestros sentidos se hallan mas unificados.
La sinestesia enteogenica ocurre al unificar ambos polos, nuestra cognición adulta, (nuestra mente superficial, bifurcada, multisensorial) con los recuerdos unificados de la infancia. Esta fusión crea un despliegue interminable de patrones, un lenguaje de espontaneidad absoluta, de infinitas representaciones, devastando suavemente la torpe modalidad de pensamiento forzada y unipolar de los seres humanos. La inteligencia consciente encontrando y conscientizando la inteligencia inconciente que la construyó y de la cual forma parte. Esta actividad sinestesica es la base creadora de la futura mente de la humanidad.


VIAJE FISICO POR EL TIEMPO

Aunque solo hemos mencionado que es posible viajar por el tiempo con la psiquis y las emociones, es también posible hacerlo físicamente. Ya que mente y materia son lo mismo. E=mc2 significa que la materia disparada a la velocidad de la luz es energía. Solo se trata de una cuestión de velocidades. Cuando nuestro pensamiento alcanza un estado de conciencia paradójico, la unipolaridad humana (que hace posible la realidad física perceptible) se disuelve, nuestra mente es disparada a la velocidad de la luz y el cuerpo físico desaparece. Es entonces cuando nuestros sentidos comienzan a desintegrarse, mezclarse y perderse regresándonos emocionalmente a nuestra infancia. Sin embargo si esta experiencia se intensifica aun mas, podemos llegar a rematerializarnos literalmente, y sin perder nuestra cognición actual en otro espacio físico en el cual hemos vivido antes.
 El pasado no es algo que ha simplemente ocurrido. O bien jamás sucedió, u ocurre constantemente durante toda la eternidad. Un segundo es eterno, pero nosotros pasamos muy rápidamente a través de el. El mismo segundo sigue allí inmóvil, estático, pero nuestra mente se ha alejado. Hemos crecido como un árbol…  y nuestra última hoja naciente (nuestra mente actual) se halla extremadamente lejos de nuestras raíces. Sin embargo desde un punto de vista quintudimensional nuestras raíces siguen allí y forman parte de nuestro entero, alimentan y condicionan nuestra experiencia presente.
 La mente recepciona todas nuestras experiencias igual que una computadora. Incluso en este mismo instante ingresan un montón de diminutos detalles en tu campo visual de los cuales no sos conciente. Como una diminuta mancha en la pared, o una marca en la madera de la puerta. Posiblemente jamás te hayas siquiera percatado de ellas. No obstante, tu mente inconciente si lo hizo. Con sus archivos profundos la misma es capaz de reproducir en forma exacta cualquier cosa que haya experimentado, incluso aunque no la recuerdes concientemente, incluso cosas que jamás hayas registrado concientemente. De hecho ahora mismo, nuestra existencia material podría ser la reproducción de un simple recuerdo inconciente. Tanta información recibe la mente en un segundo, que procesarla toda nos llevaría una eternidad, literalmente. Un solo segundo de información podría llevarnos vidas y vidas enteras de experimentación conciente. La mente recibe mucha mas información de la que puede procesar. Y es por eso, que en sus cómputos, se halla la construcción de todo el plano físico perceptible, nuestra experiencia sensorial, el tiempo, y experiencia humana.

Viajar por el tiempo físicamente es posible si uno amplifica las sensaciones de la infancia. En este caso la amplificación tendrá que ser demasiado intensa, tanto que lo que antes experimentábamos como un regreso a emociones pasadas, terminara siendo un retorno físico a un determinado momento y lugar en la infancia.
 La mente posee en sus registros hasta el mas diminuto detalle, recibido en cada absoluta fracción de segundo desde nuestro nacimiento hasta la actualidad (también desde antes de nuestro nacimiento por supuesto, pero ahora no analizaremos eso). Ella puede recrear cada detalle al punto de reproducir el pasado en forma exacta sin que exista diferencia alguna con la experimentación real del presente. Esto seria entonces un autentico viaje físico por el tiempo, y no solo un recuerdo del pasado, ya que el presente también es una reproducción de la mente, basada en recuerdos almacenados en el inconciente, desplegados por nuestra inteligencia caótica interna, por los cómputos sinestesicos de nuestra mente profunda.
 Sin perder nuestra apariencia actual podríamos sentarnos en los bancos de nuestro jardín de infantes o presenciar nuestro propio nacimiento. Por medio de la información recibida a nuestra mente inconciente en el pasado y almacenada en la misma, podemos recrear aquel momento.
 Parecería imposible observar algo como nuestro propio nacimiento, ya que no lo hemos registrado en la conciencia cuando niños, sin embargo nuestro oído, ojos, tacto, gusto y olfato han estado abiertos a aquella experiencia y toda la información ha penetrado por medio de ellos. Es por esa razón que podríamos estar de pie en la sala de parto en el momento que nacimos. Ahora ya hemos desarrollado la interpretación visual, auditiva, etc. Viajando por los conductos sinestesicos hemos de regresar a la memoria sensorial infantil reinterpretándola con nuestra cognición y mente actual. Abriendo nuestros ojos adultos en nuestra experiencia infante.

Tal es el caso de Daniel Siebert, quien tras usar un extracto puro de 2mg de salvia divinorum (una dosis exageradamente elevada) vivenció una regresión física por el tiempo. Esta sustancia puede conducirnos en cuestión de segundos, desde nuestra sensaciones actuales hasta el origen de las mismas, llevándonos a experimentar psicológicamente nuestros primeros años de vida.
 Mientras que esta experimentación psicológica puede ocurrir usando una dosis moderada, una tan elevada como 2 mg puede recrear una experiencia completamente real.

A continuación, la experiencia de Siebert...

De pronto me encontré en un confuso e inestable estado de conciencia sin idea alguna sobre a dónde habían ido mi cuerpo y para el caso, mi universo... Sabía que algo había salido mal y desesperadamente quería regresar al mundo "real". Buscaba en mi memoria tratando de recordar mi sala. Estaba sentado en ella justo antes. Trataba de recordar la posición de mi cuerpo. Cualquier cosa, sólo algo que me hiciera reconectarme con el mundo "normal". Pero entre más buscaba un pequeño rastro de "normalidad" para aferrarme a él, más se me mostraba otra cosa. En algún punto pensé que lo que había dejado atrás en realidad no existía. Era sólo un sueño efímero… Así es que decidí detener mi pánico y simplemente relajarme. Después de todo no había lugar al cual regresar. Estaba totalmente convencido de que ese estado de conciencia era todo lo que siempre había existido...
De repente me encontré parado en la sala. Los efectos de la sustancia se estaban desvaneciendo. La confusión se disipó y regresé al mundo físico. Miré a mi alrededor feliz de estar de regreso. ¡Pero vi que algo estaba mal! Esa no era mi sala. Era la sala de mis difuntos abuelos maternos. Y estaba amueblada como estaba cuando era niño, no como después lo estuvo. Lo más extraordinario era que era el mundo real, no un recuerdo o una visión. Yo estaba realmente allí, y todo era tan sólido como el sillón en el que estoy sentado ahora. De repente me di cuenta de que aunque me las había arreglado para regresar a mi cuerpo, de alguna manera había terminado regresando a un punto equivocado en la línea temporal de mi existencia física. Estaba convencido de que me hallaba atorado en esta situación y que tendría que continuar mi vida desde este punto en mi pasado. Me invadió el pánico, traté desesperadamente de recordar dónde se suponía que debería de estar. Perdí nuevamente la conciencia de mi mundo físico, y me encontré otra vez sin cuerpo; perdido. Entonces ocurrió de nuevo. Me encontré a mi mismo rearmando mi conciencia en el mundo real. Y otra vez, tan pronto como vi todo con claridad, me di cuenta de que aquella no era mi casa, era la de un amigo mío. Entonces otra vez me entró el pánico y perdí la conciencia.
El ciclo se repitió al menos 7 u 8 veces. Siempre me encontraba en un cuarto familiar. Algunos de estos lugares eran de mi infancia y algunos de mi pasado más reciente. En ese estado coexistían todos los puntos temporales de mi historia personal. Uno no antecedía al siguiente. Aparentemente, si lo hubiese deseado, podría haber regresado a cualquier punto de mi vida y habría estado realmente allí, porque realmente estaba sucediendo allí mismo... Entonces, en algún punto realmente me encontré de nuevo en mi casa… el mundo físico comenzó a funcionar correctamente de nuevo. Conforme el efecto comenzó a ceder… recordé que había probado un extracto y que éste debía ser responsable de lo que me acababa de ocurrir, me sentí extático. Literalmente estaba saltando de alegría. Quería decir "¡¡¡Eureka!!!". Caí de bruces en la esencia psicodélica de la Salvia divinorum. Tomé una pluma y traté de escribir unas cuantas notas mientras la experiencia seguía fresca. La primera cosa que escribí en letras GRANDES fue: "ES LA LOCURA TOTAL". Después: "RAZGANDO LA TELA DE LA REALIDAD". Después: "Esto es demasiaaaaaaado fuerte. Es razgar la tela de la existencia. Es la locura. ¡Gracias a Dios que sólo duró 10 - 15 minutos!"… No me podía estar quieto. Tan pronto como me sentaba me sentí impelido a levantarme.”

 Debemos comprender que los objetos no existen verdaderamente, el mundo que observamos no son mas que sensaciones. Un placard nos produce una sensación, un auto otra, las mismas son tan diminutas e inconcientes que no podemos percatarnos de ellas, sin embargo si no sintiéramos al auto no podríamos verlo, ver y sentir es exactamente lo mismo, la visión es mera sensación, también la audición y el resto de los sentidos. Por lo tanto el plano físico no esta compuesto mas que de sensaciones. Todos los objetos externos que percibimos son solo sensaciones, y es por esa razón que han de quedar archivados en la mente. Igual que un video juego codificado en un pequeño disco. Si no lo reproducimos, no lo podemos ver. No podemos jugarlo en el diminuto código invisible impreso en el disco, necesitamos reproducirlo para que tenga sentido, en caso contrario es invisible. Lo mismo ocurre con nuestra memoria inconciente. La misma puede ser reproducida a la perfección, siendo absolutamente real.

 La mente de Siebert reprodujo la antigua casa de sus abuelos, hasta en sus mas infimos detalles, siendo para el una experiencia real y tangible para todos sus sentidos, sin ninguna diferenciación con la “realidad”. Aquello ocurrido no fue una alucinación; fue un verdadero viaje por el tiempo. Una reproducción compleja de recuerdos, que llegó a realizarse materialmente, violando las leyes del tiempo.
  El plano físico es una serie infinita de sensaciones que quedan almacenadas, codificadas sinestesicamente en la mente…. El pasado físico existe como un archivo diminuto codificado eléctricamente en nuestra memoria, y de la misma manera que un disco es capaz de reproducir la imagen de una película cifrada en ceros y unos, nosotros podemos también reproducir los archivos de nuestra memoria, las sensaciones de los objetos registrados en el inconsciente, regresando literal y realmente al pasado vivido. Al amplificar una sensación comenzamos a sentir un olor o ver una imagen. Mientras mas se intensifica mas tangible se vuelve aquella imagen. Si logramos penetrar con una profundidad quántica en estas sensaciones los objetos relacionados con ellas comienzan a aparece no solo como imágenes proyectadas en nuestra mente, sino que se vuelven tangibles.
Vale aclarar, que del mismo modo, cualquier tipo de “alucinación” que tengamos durante una experiencia enteogena no es más que la amplificación de alguna determinada sensación física; del contenido mental magnificado, adquiriendo una forma arquetípica; tomando una apariencia interpretable visualmente, exhibiéndose con aspecto de “deidad”.  Una sensación mostrando otra dimensión de si misma, en la cual posee imagen, cuerpo y personalidad. Posiblemente las mismas adquieran la apariencia de animales, extraterrestres, formas geométricas, cuerpos celestes, algún dios... El universo mismo reside en nuestro interior, y no es mas, que nuestro microcosmos sensorial traduciéndose externamente en imágenes, aromas, sonidos... ya sean físicos y tangibles (creando la “realidad” física en el estado de vigilia)  o “alucinógenos.”

 Los objetos que vemos todos los días, son sensaciones visuales fuertes, burdas, los objetos que podemos tocar son fuertes sensaciones táctiles.
 La razón por la que un viaje por el tiempo no podría ser menos real que nuestro tiempo presente en el plano físico se debe a que el tiempo presente también es una ilusión de la mente. Los objetos son proyecciones estables. La física quántica ha descubierto que los electrones funcionan como partículas y como ondas en simultáneo, dependiendo únicamente del observador. Si un ojo humano los observa, los mismos adquieren una ubicación determinada, presentándose como materia, en cuanto dejamos de mirar cambia su función al de una onda. Por lo tanto, cuando no observamos algo el mundo material deja de existir, se convierte en ondas. Eso revela que el plano físico en realidad no existe, o más bien es relativo a la percepción de cada expresión individual del ser. Existiendo para nosotros como una conspiración sincrónica de nuestro inconciente colectivo, en donde todos los humanos interpretamos las mismas formas. De esta manera logramos comprendernos y formar parte de una misma especie. A pesar de experimentar individualidad, compartir estas asociaciones sensoriales con otros individuos nos convierte en un solo ser unificado, en una especie determinada, creando la ilusion de realidad de este mundo que todos compartimos, que todos los humanos interpretamos básicamente del mismo modo. No obstante, es importante comprender que los objetos perceptibles y todo el plano físico son una alucinación sinestesica, la materialización de determinados recuerdos sensoriales archivados en nuestra memoria cósmica, la reproducción de nuestro código binario hecho de polos opuestos. Por lo tanto, una amplificación radical y extrema de las sensaciones del pasado resulta en un autentico viaje a través del tiempo; hacia cualquier momento de nuestras vidas, o hacia cualquier espacio, realidad o dimensión existente en nuestro peregrinaje cósmico La materialización exacta de nuestras sensaciones (objetos y realidades) pasadas, tal cual las reprodujimos en aquel entonces. 











Poseemos un cuerpo y cognicion hechos de sensaciones...   hechos de memorias

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por la información es muy interesante desde hace tiempo que yo también pienso lo mismo, estoy intentando crear un método para poder realizar cálculos matemáticos complejos muy rápidamente por medio de combinar números y formas, sentimientos etc.. parece casi imposible pero espero lograrlo algún día buen blog

F dijo...

Llegué al blog de casualidad. Acabo de terminar de leer la entrada, y quedé muy impresionada. Seguiré leyendo las demás.

Ojalá vuelvas a escribir alguna vez.