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Los seres humanos evolucionamos al comenzar a usar enteogenos. Nuestra mente se expandió repentinamente. Una explosión lumínica psicodélica surgía en el cerebro humano por primera vez. Aquella energía fue tan grande que obligó al primitivo raciocinio humano a esforzarse por comprender aquello tan extraño que comenzaba a suceder en su mente. La fusión del cerebro con estas formas de vida (los enteogenos) estableció una comunicación en la que las plantas dieron vida a zonas muertas o dormidas de la mente que despertaban a la vida con autonomía. La parte racional de la mente humana debía esforzarse por entender esta actividad mental autónoma que parecía ser ajena a su propia realidad. El esfuerzo por comprender dio lugar a las primeras formas de expresión conscientes en el hombre, los primeros símbolos.
Hoy sabemos que las primeras pinturas rupestres datan de hace mas de 30 mil años, y que las mismas fueron creadas por los “chamanes” de la época. Muchas de estas imágenes muestran animales con auras, flotando, o seres de aspecto extraño. La explosión psicodélica libero al hombre de un estado rutinario de conciencia que llevaba cientos de miles de años condicionándolo. Este estallido de misterio y diversidad de imágenes nos obligo a explorar, a dirigir nuestra atención y penetrar con ella; descifrar, explicar, comprender, transmitir. Esa intencion de busqueda y transmicion constituyen las bases de nuestro lenguaje, de nuestro estado mental y sentido de realidad. Adquirimos el dialecto… lo cual no es mas que una evolución del instinto. Todos los focos de atención dirigidos a esta área con bases en la comprensión y transmisión.
Un estallido de luminosas imágenes con formas determinadas comenzaba a manifestarse en el oscuro reino interior del hombre. El espacio negro de la mente se llenaba de formas y colores. Las personas dejaban de vivir solamente en el exterior. Ahora debían interpretar imágenes y transmitir sus significados a los otros. Estas imágenes estaban asociadas con el mundo que conocían externamente, lo cual los ayudo a comprender aun mas el entorno y poder modificarlo. La existencia empezaba a tener sentido y significados. El ser humano comenzaba a encontrar y perderse en el infinito, expandiendo su mente, escapando de su oscuro inconsciente.
En la actualidad la enteogenia nos libera de esta forma expresiva llevándonos a la manifestación primordial… nuevamente al instinto, a la raíz de la intención de busqueda. Sin perder nuestra capacidad de entendimiento actual (ganada en los últimos milenios) volvemos al origen, dejamos atrás la ignorancia nuevamente para dar un próximo salto, desde la base; y al regresar a la superficie de la cultura uno vuelve con mas impulso, dirigiendo también a quienes lo rodean a dar un paso mas alto en la expresión humana.
El ser humano se independizara del enteogeno cuando su intención no forzada por agentes externos pueda despertarlo mas al misterio que lo que logran despertarlo la “energía” de las plantas. Mientras tanto solo podemos tener esperanza en que despierte el espíritu autoboicotcotista en contra de nuestra ignorancia y conformismo. De tal forma que haremos lo que sea necesario para “despertar”, para comprender en profundidad. Este será el principio de la construcción de una intención por entender los misterios.
Este autoboicot consiste en inducirse a viajar a la profundidad incluso en contra de la propia voluntad. Saboteándola, no dejándole salida. Tomando el enteogneo no con deseo, sino con valor. Es muy común sentir ganas de tomar una planta pero notar que nunca es el día para hacerlo. Aunque anhelemos la idealización o el pobre recuerdo subconsciente de lo beneficiosa que es esta experiencia, la mente superficial nunca quiere hacerla. Ella sabe que es su fin, no puede desearla. Nuestra expresión en esta área superficial de entendimiento tiene vida propia y no quiere perecer. No entiende que no morirá, que solo cambiara, evolucionara. Trascender nuestro ego es dejarnos llevar. Dejarnos llevar es aceptar, en plenitud, la realidad mas fuerte que la existencia nos traiga.
El hombre actual vive inconsciente en esta forma de expresión superficial en códigos, como las palabras, ya todas han perdido su sentido consciente. No son expresiones artísticas como lo fueron en su origen; hoy son tratadas como ceros y unos.
Lamentablemente la mentalidad del humano promedio no dista demasiado de la mentalidad del hombre de las cavernas. Su cultura no es inteligencia, sino herencia… un software mas evolucionado funcionando lento y trabado dentro de un hardware primitivo. Nuestra herencia son como archivos virtuales de conocimiento… somos buenos procesando información pero no tanto generándola... Un computador parece inteligente, pero no lo es, no tiene conciencia propia. De esta misma forma el hombre procesa información, pero sin conciencia, sin inteligencia real.
Somos cavernícolas ricos en símbolos, imágenes y asociación. Millonarios en simbología, los reyes de la caverna. Pero esta riqueza no nos hace precisamente mas evolucionados. Un hombre de la historia primitiva, penetrando en los misterios de la mente, descubriendo y creando el lenguaje, es infinitamente mas evolucionado que el ser humano promedio. Este cavernícola estuvo lleno de inspiración, rompió con estructuras mentales que llevaban millones de años condicionando la mente humana. Estos hombres vencieron fuerzas gravitaticonales que mantuvieron al ser humano en un determinado estado de conciencia por medidas inconcebibles de tiempo. La inspiración y genialidad de los primeros hombres en expresarse posiblemente no sea comparable a ninguna otra forma de genialidad que haya existido hasta ahora en nuestra historia debido a que ellos han formado parte del gran y último cambio de paradigma de nuestra especie. El resto de los descubrimientos que la raza humana ha hecho han sido especulaciones de un lenguaje ya formado. Por otra parte, la creación de este ha logrado cambiar en tan solo unos miles de años, millones que los antecedieron. Ese salto evolutivo ha sido la muerte de un antiguo ser, el perecimiento de un estado de conciencia que reencarnaba como el principio de esta forma dialéctica y entendimiento de la “realidad” que hoy concebimos.
Por lo tanto, como hijos de la historia hemos heredado los méritos del esfuerzo de aquellas mentes que penetraron el misterio y lo comprendieron. Nuestra simbología dialéctica también evoluciono con los posteriores esfuerzos. Sin embargo el salto quántico solo se ha dado una vez en los últimos 30 milenios.
La civilización actual debe saturarse y revasarse de lenguaje para poder observar la banalidad del mismo, logrando de esa manera trascenderlo. Este es simplemente un proceso de maduración, como agotarse y caer dormido al llegar la noche. Algo que sucede inevitablemente cuando el organismo se satura de actividad. Pero uno podría preguntarse: ¿si este es un proceso natural, porque forzarlo?... Porque nuestro esfuerzo es el proceso natural. Sin nuestro esfuerzo aun seriamos polvo. El universo es mente evolucionando, comprendiendo su entorno de diversas formas y cada vez con mas velocidad.
El universo continúa en expansión, pero esta al igual que la expansión lingüística del hombre es simplemente un desarrollo consecuente a un gran estallido de conciencia, uno tan inmenso que aun continua creciendo. Nuestra dialéctica en símbolos todavía se expande, sigue desarrollándose en formas de evolución del lenguaje. Sin embargo este desarrollo es simplemente una prolongación de aquel cambio de paradigma que se dio milenios atrás.
De igual manera evoluciona el universo. La ciencia ha descubierto que el big bang duro una fracción imperceptible de tiempo… en la que paso de ser una partícula mas diminuta que un átomo a medir decenas de años luz de tamaño. Tan inmenso y veloz fue su surgimiento que el mismo continua expandiéndose tras haber ocurrido 13 mil millones de años de aquel hecho. Sin embargo este crecimiento es impulsado por aquella fuerza, aquella explosión. Al igual que la historia de nuestra mente y lenguaje el universo crece bajo la ley de aquel antiguo cambio de paradigma y desconoce que hubo antes de que este tuviera lugar.
El big bang es un relativo comienzo de nuestra mente. Esta se expande desde entonces y ha llegado a convertirse en la mente humana. Pero todas las mentes son una sola en verdad, lo que nos separa es el espacio tiempo. El núcleo del universo es el pasado de nuestra propia mente en expansión a través de este viaje mental que llamamos espacio tiempo.
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El cosmos es un dibujo de nuestra realidad individual e infinita. La ciencia aun desconoce que al mirar por un telescopio al espacio observa su profundo interior, y que al medir años luz, calcula la distancia que hay entre su mente y la realidad que observa.
Cuando nuestra comprensión evolucione ya no habrá años luz de distancia entre las estrellas y nosotros.
La lejanía que existe entre el núcleo del universo (su comienzo) y nuestro planeta, es la misma distancia que hay entre nuestra mente superficial y el mas profundo nivel de inconsciente. La mente humana se estira junto al universo espacial desde el gran estallido. Su núcleo y nuestra mayor profundidad psíquica son idénticos y la distancia entre ellos y el mundo en el cual vivimos es la misma.
Aunque deberíamos entender que el cuerpo no podrá viajar hasta el núcleo del universo… Tantos miles de millones de años luz tal vez sean demasiado. Sin embargo nuestra mente tampoco podría lograrlo, ya que es esta quien crea nuestra concepción del cuerpo y por lo tanto ambos son una misma cosa. Los dos deberán cambiar. Cuando nuestra comprensión sea lo suficientemente profunda el cuerpo se relativizara, el tiempo lucirá diminuto y la luz nos parecerá lenta. Aunque este cambio parece estar a millones de años de hoy, la experiencia entegoenica nos muestra que esta solo a un darse cuenta de distancia. A esta altura esa debería ser la única medida de tiempo y espacio que usáramos… “darse cuenta”.
Los seres humanos aun desconocen que la realidad que viven, sus sentidos, percepción e interpretacion, no autentifican el universo solidó que perciben (la teoría de la relatividad y la fisica cuantica no parece haberlos ayudado mucho). El universo es mente interpretando, por lo tanto jamás es igual y ni siquiera existe en términos de realidad sólida o determinable. El se interpreta distinto desde cada fracción de si mismo. Se interpreta desde la galaxia y también desde la estrella; se interpreta a su vez desde la tierra, desde el hombre, y en diferente forma desde nuestras células; también desde cada átomo.
Lo que podemos percibir no es una determinación del cosmos y su realidad física, sino mas bien un mapa… una obra de arte, una guía que sirve para orientarnos sobre nuestro nivel evolutivo. La luz y su velocidad son el modo en el que nuestra mente viaja en formas sutiles de las que aun no estamos concientes, por eso observamos ese fenómeno como algo ajeno, separado de nosotros. Las estrellas y las galaxias son los distintos sistemas enteros de “realidad” que aun nos quedan por explorar… y en la medida que nos acerquemos a esas “realidades” los años luz iran desapareciendo. La ilusión de tiempo y espacio comenzara a desaparecer y pronto todos seremos un fenómeno cuantico. Las estrellas se acercaran a la tierra… Nuestro cuerpo ha crecido o el universo ha empequeñecido… lo cierto es que todo estará separado por diminutas fracciones de tiempo y espacio. La mente se ha sutilizado hasta volverse absoluta, universal. 13 mil millones de años se interpretaran como se interpretaria su edad un octogenario. Al regresar a su origen la mente humana recordara ser tan vieja como el cosmos. La conciencia le otorgara al hombre una mente universal y por lo tanto un cuerpo universal.
Posiblemente la teoría del universo en expansión que luego comenzara a contraerse (big crunch) sea la forma en la que el cosmos nos haya revelado el trayecto y destino de nuestra mente… separándose exageradamente, perdida en la ilusión eternamente, alejándose cada vez mas del núcleo (su inconsciente, su origen, el principio del universo) para luego volver a contraerse, volverse uno. Este dibujo cósmico, nos guía, nos orienta, como un maestro, como un oráculo; un vistazo al futuro, a nuestro inmenso cuerpo. La astronomía y la astrología se unen entonces para revelarnos el verdadero significado de nuestra “realidad”. Solo tenemos que aprender a interpretarla.
Nuestro pasado, aquello que hemos dejado atrás y olvidado hace eones se volverá el futuro, entonces el tiempo desaparecerá. El día que el hombre comience a ir hacia su interior, será el día en que el cosmos emprenderá su regreso al núcleo.
Todo cambiara su rumbo. Los extremos mas opuestos volverán a ser uno.